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Aprendizaje basado en juegos: ¿Cómo nos ayuda a recordar?

Tiempo de lectura: 7 min
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La principal carencia de la educación es su ineficacia a la hora de conseguir que los alumnos conserven lo que han aprendido o se les ha enseñado. ¿Por qué sucede esto? Según un estudio, hay 3 características básicas que el alumno ha de interiorizar para adquirir su máxima capacidad de aprendizaje: la concentración, el desafío y el compromiso, requisitos que pueden obtenerse a través de los juegos. Por eso, en este artículo veremos en qué consiste y todos los beneficios del aprendizaje basado en juegos, también conocido como AJE.

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Se dice que cuanto más joven eres más fácil te resulta retener la información y aprender. Eso explica por qué nos pasamos toda la infancia absorbiendo nuevos conocimientos. Pero, ¿lo hacemos correctamente? Quién no ha pasado por ese momento, justo unos días después de un examen para el que estudiaste una semana entera, en el que te descubres a ti mismo diciendo: “no me acuerdo de nada”.

La hipótesis es que los juegos, adaptados al sector educativo, pueden rellenar estas carencias y son capaces de mejorar nuestra capacidad para aprender y mejorar profesionalmente. Aunque ahora os explicaré las claves que han llevado a los investigadores a deducir cómo ayudan los juegos en el aprendizaje, primero quiero poneros un ejemplo personal que espero que os ayude a entender por qué tengo la certeza de que el estudio está en lo cierto y que, además, los juegos son una forma de aprender mucho más efectiva que cualquier otra metodología.

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¿En qué consiste el aprendizaje basado en juegos?

Un amigo mío, llamémoslo Pepe, cuando cursábamos secundaria, era uno de esos chicos al que no le gustaba hacer los deberes ni estudiar. Nunca se motivaba por nada relacionado con la escuela y, sus notas, a pesar de ir superando exámenes, nunca fueron buenas. Lo único que le gustaba eran los videojuegos.

Sin embargo, a día de hoy, y sin haber acabado el bachillerato ni cursado carrera, sabe hacer cálculos mentales rápido, habla inglés mejor que muchos de mis compañeros de la universidad y es increíblemente hábil a la hora de organizarse y hacer estrategias. ¿Su secreto? Si le preguntaseis, os dirá que mucho de lo que sabe lo ha adquirido jugando. Los juegos, de alguna manera, hicieron mella en él en aspectos que otros no hemos desarrollado tanto en un centro de estudios.

La idea de contaros esta historia es mostraros que sí se puede aprender jugando. Si no fuese así, ¿cómo es posible que Pepe hable inglés? Los videojuegos no siempre vienen doblados al español, en la mayoría de ocasiones están en versión original. ¿Y cómo sabe Pepe calcular? Hay mucha variedad de juegos, pero en la mayoría se encuentra situaciones que se basan en probabilidades y fórmulas.

En un juego en el que debes luchar contra un enemigo, cada golpe que das o recibes se basa en una fórmula que calcula las probabilidades que tiene un personaje de pegar y las probabilidades que tiene mi enemigo de esquivarme. Por ejemplo, si aciertas el golpe, en la siguiente jugada el contrincante tendrá mayor probabilidad de que la próxima vez lo esquive o bloquee. Si un juego te gusta mucho te interesas por conocer estas probabilidades y fórmulas. Haces cálculos para saber cuáles son tus mejores opciones y las estadísticas con las que cuentas.

Beneficios del aprendizaje basado en juegos

Aunque un videojuego no puede en ningún caso ser sustituto de la escuela, lo que está claro es que Pepe ha aprendido cosas gracias a los juegos, así que algo deben de tener de positivo. La idea es trasladar todo lo bueno que pueden aportar los videojuegos al campo educativo. Así que volviendo al estudio, vamos a hacer un repaso de los resultados más significativos para descubrir en qué son positivos los juegos en el campo de la educación, qué pueden aportar y cómo nos pueden ayudar.

Los niveles de dificultad típicos de los juegos aumentan nuestra motivación

El primer factor en cuanto a los beneficios del aprendizaje basado en juegos lo encontramos en la dificultad y la motivación. Los videojuegos adaptan sus niveles de dificultad para mantenerte siempre con ganas de superarte. Potenciar ese afán de superación es lo que hace adictivo un juego. Si pasas un nivel y luego otro y en el siguiente sube la dificultad y te estancas, sentirás impotencia y tratarás de acabarlo como sea. Ese límite te lleva a sacar ideas imaginativas que de otra forma no encontrarías y te ayuda a potenciar tu creatividad para superar los obstáculos.

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A diferencia de los videojuegos corrientes, los juegos educativos están directamente pensados para aprender algo en concreto con técnicas que promuevan el “vicio” de manera sana y productiva. Los retos o actividades nos ponen “al límite” y, en realidad, es lo que nos gusta y nos hace continuar. Cuando el aprendizaje se convierte en algo divertido no memorizamos, sino que retenemos la información porque queremos, porque nos mata la curiosidad de saber si vamos a ser capaces o no de acabar,  porque estamos desesperados por llegar al final del reto, o “nos morimos”.

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Al aprender una nueva habilidad, el estudiante puede sentirse poco preparado al hacer su primer ejercicio y perder el interés por la tarea porque asume que no es capaz de hacerla. Para que esto no suceda, hay que poner una tanda de pruebas; el nivel de la primera debe ser siempre más bajo de lo que ha aprendido el alumno e ir aumentando poco a poco la dificultad a medida que supere pruebas.

Con la práctica, el alumno adquirirá más conocimientos y creerá que está listo para pasar al siguiente nivel. Una vez domine el juego y los conocimientos que conlleva, se necesita un nivel de desafío aún mayor para llevarlo a ese punto de “frustración placentera” que le hará buscar la salida como sea.

Los juegos nos sumergen en un estado de concentración y diversión positivo

El estudio hace referencia al concepto “flow”; refiriéndose al estado mental en el que conseguimos estar concentrados pero también disfrutar al mismo tiempo mediante actividades interesantes. El estudio del “flow” ha mostrado que si se proponen niveles de conocimientos altos junto con tareas difíciles nos concentramos más, absorbemos mejor la información y nos sumergimos en un estado de inmersión en el juego que nos permite centrar nuestra mente en el objetivo final. El “flow” se relaciona directamente con el aprendizaje, el desarrollo del talento, los logros académicos y la creatividad que alcanzamos en nuestra profesión.

Los retos de los juegos nos despiertan el instinto y la motivación

Cuando las lecciones en la escuela son más difíciles y se plantean retos, los estudiantes se comprometen más, de la misma manera que con los juegos. Tal vez, lo único que le pasaba a mi amigo Pepe es que se aburría en clase, los juegos le parecían más complicados y le despertaban más el sentido de la superación. Esta teoría ha sido corroborada por estudios que aseguran que los alumnos se concentran ante los desafíos porque eso aumenta su motivación y se muestran más interesados, prestando también más atención. Eso sí, recordemos que han de ser pruebas asumibles y acordes al nivel del “jugador”.

Cuando jugamos nos auto gestionamos y nos valemos por nosotros mismos

Otro factor sobre cómo ayuda el aprendizaje basado en juegos lo encontramos en la autosuficiencia. La motivación de los estudiantes aumenta cuando sienten el poder de auto gestionarse y valerse por sí mismos. Cuando estás jugando a un videojuego te encuentras “solo ante el peligro”, pero también vas recibiendo de vez en cuando pistas, soluciones, algún compañero que pasa por allí y te dice, “pse, olvidaste mirar aquí, ¿qué tal si lo intentas?”. No hay nadie que te diga explícitamente qué hacer o cómo hacerlo, eres tú el que busca el modo de solucionar los problemas, sabiendo únicamente que en un caso desesperado podrás obtener alguna miga de pan. Esa dinámica hace que te sientas competente,  una de las habilidades determinantes para sentirte capaz de realizar cualquier reto y ponerte objetivos nuevos.

En aspectos generales, el estudio demuestra con éxito cómo ayuda el aprendizaje basado en juegos. La adaptación de los videojuegos al sector educativo que los juegos educativos pueden motivar más a los estudiantes y conseguir que sientan más compromiso por el aprendizaje. También se deduce que la clave para que funcionen descansa en el hecho de adecuar los niveles de dificultad y los desafíos con los conocimientos que tiene el alumno.

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Sonia Mañé Vernia

Formada en comunicación, especialmente interesada en la redacción de contenidos y su adaptación para convertirlos en atractivos visuales. Me gusta integrar mi formación en diseño editoial con mi formación como... Leer más

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