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Nomofobia, el miedo patológico a estar sin el móvil contado por el experto Antonio Soto

Tiempo de lectura: 14 min
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El móvil forma parte de nuestro día a día y es el complemento que siempre nos acompaña. Esto, está empezando a preocupar a la sociedad, puesto que se está comenzando a hablar de adicción a estos aparatos tecnológicos, sobre todo entre los jóvenes, que crecen enganchados a las pantallas. Padecer nomofobia o adicción al móvil, puede convertirse en un grave problema si no se ponen medidas, puesto que podemos perder el control sobre nuestra vida. Y tú, ¿serías capaz de estar un día entero sin utilizar tu móvil?

Antonio Soto, Psicólogo y Orientador Familiar, y Director del Área de Prevención y Nuevas Adicciones del Centro de Tratamiento Triora MonteAlminara de Málaga, nos ha hablado en una entrevista sobre la nomofobia o adicción el móvil. ¿Qué es? ¿Cómo detectarla? ¿Cómo afrontarla? Descubre de la mano de este experto cómo “desengancharte” del móvil y, ¡vuelve a tener el control de tu vida!

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Entrevista a Antonio Soto 

Según el texto, Estrategia Nacional sobre Adicciones 2017-2024 elaborado por sanidad, el 18% de los jóvenes españoles padece nomofobia o adicción al móvil. ¿Existe realmente un problema al que hay que hacer frente?

Efectivamente, la encuesta ESTUDES del curso 14-15, a la que hace referencia el citado documento, destaca que aproximadamente el 18% de jóvenes entre 14 y 18 años tienen un uso abusivo del teléfono móvil y/o de otras tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Esto no significa que sean adictos (sería un porcentaje escandaloso) pero sí que existe un importante caldo de cultivo para que puedan darse problemas de comportamiento, conflictos familiares, fracaso escolar, etc., y lleguen a darse casos de auténtica adicción al móvil, aunque en un porcentaje mucho menor.

Desde un punto de vista educativo y terapéutico, sí que hablamos de una situación que requiere de un abordaje integral, que contemple desde las actuaciones preventivas en etapas infantiles y con familias, hasta intervenciones más específicas con adolescentes y jóvenes que ya presentan conductas problemáticas.

¿Cuál cree que debería ser el papel de la sociedad para reducir las cifras anteriores? ¿Y el de los medios?

Pienso que los medios pueden hacer mucho para que la sociedad no mire para otro lado. Se trata de informar sobre esta realidad, dar a conocer los problemas que van surgiendo sin alarmismo, pero también los pasos que se van dando en prevención y tratamiento. Nosotros por ejemplo, desde Triora MonteAlminara seguimos llevando a cabo programas de prevención en centros escolares, tanto con el alumnado como con sus familias, centrándonos en la prevención de adicción a nuevas tecnologías, y nos encontramos con mucho deseo de conocer lo que está pasando, pero con bastante desinformación, sobre todo en las familias.

Hablamos un poco sobre juegos online. El texto anterior afirma que el 9’8% de los menores de 18 años ha apostado alguna vez por medio de internet. ¿Cuál es el mayor fallo, la seguridad de estos sitios o la “publicidad agresiva” que se hace de ellos?

Internet es un entorno muy complejo, que a veces actúa como “catalizador” de lo que ocurre en la sociedad. Si en la sociedad hay violencia y también hay movimientos solidarios, en Internet y las redes sociales encontraremos lo mismo, pero aumentado por las facilidades de un entorno anónimo, gratuito o casi, muy accesible a cualquier persona, etc. Con los juegos de azar y las apuestas pasa lo mismo, personas con ludopatía que anteriormente se auto prohibían entrar a bingos y salas de juego son las mismas que ahora operan en el juego online, con el agravante que está empezando a ser común en los más jóvenes. Evidentemente, es un problema grave que no obedece a un único factor: la publicidad no solamente es agresiva si no que va claramente dirigida a gente joven utilizando escenarios como los eventos deportivos. Esto seguro que podría regularse mejor, pero no solamente se trata de la publicidad, cuando hablamos de los más jóvenes son los padres y madres los primeros responsables que permitimos un uso casi ilimitado de acceso a Internet en edades muy tempranas, y lo vemos como algo normal, casi sin riesgos. Es un problema también educativo, que compete a toda la sociedad.

¿Cuáles son los principales síntomas para detectar que una persona padece adicción al móvil?

Es difícil establecer criterios claros atendiendo sólo a factores como tiempo dedicado o tipo de actividad. Por eso, los profesionales indagamos también en cómo afectan estos hábitos al estilo de vida y si éste es equilibrado. En Tiora MonteAlminara tenemos en tratamiento chicos y chicas muy jóvenes a los que su dedicación a videojuegos o redes sociales les ha supuesto un importante fracaso escolar, o les ha ido aislando de familia y amigos. A menudo es al revés, ciertas dificultades en las relaciones sociales son un factor de riesgo en la aparición de adicción a las nuevas tecnologías. En cualquier caso, observar cómo es su día a día, si tiene una buen estado emocional, si tiene aficiones y actividades de tiempo libre que no supongan estar pegado a una pantalla, si tiene un grupo social positivo, etc., son factores importantes para determinar cuando hay un mal uso o una adicción.

Al igual que el internet y la tecnología han sido el causante de la aparición de esta adicción, ¿cree que también pueden ser la solución al problema mediante la creación y/o utilización de apps similares a Forest o Quality Time que luchan para combatirla?

La adicción es siempre un problema de la persona, es su responsabilidad cómo utiliza las sustancias potencialmente adictivas, o cómo desarrolla sus hábitos y usos de las nuevas tecnologías. Unas y otras no son la causa del problema, aunque es obvio que factores como una alta disponibilidad y accesibilidad, una falta de información de los riesgos y otros factores psicosociales facilitan la aparición de problemas de abuso y adicción.

Dicho esto, la instalación de aplicaciones que facilitan el control (propio y/o externo) y el aprendizaje de un uso adecuado del móvil y otros dispositivos resultan muy interesantes y útiles. En los talleres de prevención que Triora MonteAlminara lleva a cabo en centros educativos, se comentan algunas de estas Apps y se anima a los participantes a que las prueben y busquen las que pueden serles más útiles. En este sentido, en los niveles de educación primaria se hace más énfasis en las herramientas y aplicaciones de control parental, mientras que en la educación secundaria se incide más en las que promueven el autocontrol en los propios usuarios.

¿Las asociaciones y grupos de apoyo para combatir este tipo de adicción son fundamentales para acabar con ella, o existen otros métodos más eficaces?

Cuando en Triora MonteAlminara empezamos a abordar esta problemática éramos prácticamente los pioneros en Andalucía. En la actualidad la sociedad está más concienciada y se van realizando más estudios, y otros profesionales empiezan a abordar este trastorno. En realidad, sigue siendo una atención bastante fragmentada: por un lado, se van implantando programas de prevención en algunos niveles educativos, por otro, ciertos centros de adicciones y profesionales de la psicología incorporan poco a poco la adicción a nuevas tecnologías a su cartera de servicios, en general desde iniciativas privadas.

Partiendo de nuestra experiencia, nosotros proponemos un abordaje integral de esta problemática, que incluye desde las escuelas de familias en educación primaria y secundaria, talleres específicos de prevención y fomento del buen uso de las TIC en el alumnado, la formación del profesorado y, cuando ya empiezan a detectarse los primeros problemas, la orientación a familias y las intervenciones terapéuticas. De esta forma, se realiza una detección precoz que nos permite intervenir antes de que se den las consecuencias más graves, que en muchas ocasiones es cuando se empieza a pedir ayuda. Esta intervención puede ser ambulatoria, grupal e incluso con un tiempo de ingreso terapéutico si la situación lo requiere

Actualmente nuestro día a día gira entorno al internet, puesto que lo podemos encontrar en muchos de los dispositivos que nos rodean.Los niños con tres años ya saben pasar imágenes con el dedo, y con 10-11 tienen su primer móvil exclusivamente para ellos. ¿Qué riesgos psicosociales nos puede generar este mundo hiperconectado?

Los riesgos son mayores cuanto más jóvenes y vulnerables son los usuarios de la tecnología. Teniendo en cuenta solamente la importancia de los estímulos sensoriales, ya hay asociaciones internacionales de pediatría que están alertando de los perjuicios del uso continuado de las pantallas en los más pequeños: problemas de visión, trastornos del sueño, epilepsia, etc. Si a esto le añadimos los aspectos psicosociales (aislamiento social, acceso a contenidos inadecuados, ciberacoso, grooming, fracaso escolar) podemos entender la dimensión de estos riesgos cuando hablamos de los más jóvenes.

Sin embargo, también es necesario puntualizar que son riesgos derivados del mal uso o abuso de estas tecnologías cuando no se toman las debidas precauciones. En cualquier hogar existen una gran cantidad de riesgos (electricidad, productos tóxicos, objetos cortantes, etc.) potencialmente letales si los utilizamos mal. No es constructivo tildar de peligrosas las TIC, sino más bien concienciar que, como casi todo, tiene sus riesgos si se utilizan mal.

De momento, la adicción al móvil no está tipificada como trastorno en las clasificaciones homologadas de enfermedades mentales, pero, ¿llegará el día que estemos tan enganchados que la única manera de combatir esta adicción será renunciando a este tipo de tecnologías?

Cuando una persona acude a nuestro centro demandando ayuda por abuso o adicción al móvil o a algún otro dispositivo, está claro que tiene un problema. Los manuales diagnósticos (DSM, CIE) tienen su utilidad en el contexto clínico y de investigación, pero no siempre hay un consenso entre los profesionales: en algunas ocasiones se tarda bastante en incluir un trastorno (como el de adicción a Internet) cuando ya hace bastante tiempo que se dan casos bastante claros, en otras, se pretende ser tan inclusivo que se terminan incluyendo como patologías comportamientos que no lo son.

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En el tratamiento de las adicciones tecnológicas siempre va a ser necesario tomar distancia de los comportamientos problemáticos al menos durante un tiempo aunque, paulatinamente y en función del proceso personal, puedan retomarse hábitos como consultar Internet, utilizar smartphones o navegar en redes sociales.

Vivimos en una sociedad con infoxicación, es decir, a veces demasiado informados, pero ¿cree que en este caso, una educación o información más rigurosa es lo que nos falta para poder tratarla desde pequeños?

Lo verdaderamente complicado es poder dar a cada cual la información que realmente necesita, cuándo y dónde la necesite. En muchas ocasiones, los programas escolares de prevención de drogas han incluido testimonios de ex adictos o abundante información sobre el uso de las sustancias que, según la edad y otras características del alumnado, pueden llegar a ser contraproducentes, creando expectativas o curiosidad donde antes no las había.

La información no es el problema, aunque tampoco la solución definitiva. Es necesaria pero no suficiente. Lo que es imprescindible es que los padres, madres y educadores sí tengan una completa formación en el campo de las tecnologías, pues somos los responsables de acompañar a niños y adolescentes en su uso.

Siempre hablamos de la tecnología e Internet como una ventaja para la evolución. Pero como contrapartida, ¿no cree que un mal uso de esta puede ser el detonante de otras enfermedades o riesgos que hasta la fecha no existían?

La evolución y desarrollo humanos parece no tener fin, y la tecnología es una gran prueba de ello. De nuevo, lo complicado es el equilibrio, en este caso entre crecimiento y seguridad. Al igual que ocurre cuando somos bebés, nuestro cuerpo y mente necesitan crecer en armonía, no un brazo antes que otro, o tan rápido que el cuerpo o la mente no puedan adaptarse al cambio.

En mi opinión, el desarrollo de tecnologías y recursos nuevos debe ir parejo a un mayor equilibrio personal, a un mayor autoconocimiento de nuestras potencialidades y límites. Lo contrario sería equivalente a la “hipertrofia” de una parte de nuestro organismo, en claro perjuicio para otras.   

Yo pienso que, al igual que ha pasado con otros cambios, mediante el contacto cotidiano con las TIC iremos aprendiendo a controlar sus riesgos y manejarlas cada vez mejor.

¿Cree que existe una falta de límites?

Al igual que ocurre con el tema de la información, los límites y normas de uso de las TIC son necesarias, pero no pueden ser la única estrategia pues no educan en su manejo. Como decíamos antes, el Centro Triora MonteAlminara imparte talleres y conferencias con asociaciones de padres y madres, y en ocasiones nos encontramos con que éstos han dejado de poner límites en el uso de las TIC a sus hijos en edad escolar. En unas ocasiones es por un exceso de confianza o desconocimiento de los riesgos; para esto puede ser suficiente con recibir formación en esas escuelas de familias. Sin embargo, en otras ocasiones vemos que los padres han tirado la toalla ante la dificultad de imponerse a la fuerte resistencia del adolescente. Esto puede ser síntoma de un problema mayor, pues supone una debilidad en la autoridad de los padres, en los procesos de comunicación y negociación familiar, y un probable uso compulsivo por parte del menor.

Sin duda Pokemon Go ha supuesto todo un fenómeno, en dos meses superó las 8 millones de descargas, y son muchos los que se reúnen en distintos lugares de una ciudad donde hay un gimnasio para cazar pokemons. Pero también, se ha hablado de algunos delitos cometidos a través de la app. ¿Qué riesgos pueden presentar este tipo de apps para la sociedad y nuestra salud?

Son fenómenos mediáticos con un fuerte impacto social, aunque a menudo son modas que van pasando y se superponen con otras nuevas. En cuanto a los riesgos, son más o menos los mismos que hemos comentado para otras TIC, como ocurre con el uso compulsivo de videojuegos que terminan ocupando todo el tiempo de los usuarios, afectando o perjudicando otras áreas de su vida.

Mucho más peligrosos suelen ser los problemas que tienen que ver con la posibilidad de ser acosado (ciberacoso y grooming) o extorsionado a través de redes sociales u otras aplicaciones que permiten conectarse con otros usuarios con poco o ningún control, especialmente en niños y adolescentes.

Para finalizar, ¿qué cree que podemos hacer para prevenir o combatir la nomofobia?

Sobre todo tener presente que el uso de móviles y otros dispositivos es algo complejo y no exento de riesgos. Partiendo de ahí, debemos conocer bien estas tecnologías y todos los recursos y estrategias para promover un uso sano y provechoso para toda la familia. Acompañar, prevenir, estar presente cuando los menores se inician en el uso de de Internet, móvil y demás. Esto no es muy diferente de lo que requiere la prevención de otros problemas psicológicos y de promoción de hábitos saludables en general.

Por otra parte, leyes y normativas suelen ir por detrás de los avances tecnológicos, pero finalmente van recogiendo acciones y mecanismos de control que también son importantes para evitar los problemas más graves.

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