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Todo sobre el estrés laboral
El estrés: esa enfermedad tan del S. XXI que es inevitable que afecte en alguna ocasión a todos los trabajadores. ¿Quién no se ha sentido en algún momento con la sensación de que no llega a cubrir todo lo que de nosotros se espera en el entorno laboral? ¿Quién no se ha visto afectado por los famosos «picos de trabajo» que tanto nos descuadran nuestros esquemas?
No sólo esto: llamamos estrés laboral al conjunto de reacciones emocionales, cognitivas, fisiológicas y de comportamiento del trabajador a ciertos aspectos del entorno laboral, por lo que a diferencia de cualquier otra enfermedad, no es cuestión de descansar, relajarnos y tomar buenos hábitos, que también, sino de poner orden a nuestra percepción del entorno, a las amenazas que ponen en peligro nuestra estabilidad mental, y como todo lo que afecta a la psicología es algo complejo.
Un ambiente saneado: primera medida
Tipos de estrés y su control
La respuesta es sí. Para que nos hagamos una idea de que el estrés puede tener connotaciones positivas (que es a priori lo que nos puede llegar a costar entender), este es al orden laboral lo que el colesterol a nuestro cuerpo: su existencia por sí sola no es mala, pero sí lo es si existe en grados elevados y no se controlan sus niveles.
Para el control del estrés lo primero es saber de que tipología estamos hablando y situarlo en la denominada curva de rendimiento. Son tres los tipos de estrés que nos podemos encontrar:
- Distrés por falta de activación: esta tipología es la producida por la falta de motivación, cuando no se llega a realizar las tareas encomendadas en su totalidad o con el grado de profesionalidad óptimo debido a que estas no producen en el trabajador una implicación adecuada.
- Eustrés o activación óptima: es el punto en el que toda organización debe optar a conseguir. Es aquel estado por el cual, haya mucho trabajo o poco, el empleado se implica al 100% en este, sin distracciónes, sin prisa pero sin pausa. Es el estado el cual nos empuja a querer terminar una tarea no por «quitarnosla de enmedio», sino por estar orgullosos de su realización e ir de inmediato a por la siguiente para hacerla de igual manera.
- Distrés por exceso de activación: es el «quiero y no puedo». Cuando hay actitud por sacar trabajo pero el calendario, las prioridades o una mala organización nos lo impide.
Diagnóstico y prevención
Una vez tenemos localizado qué tipología de estrés es frecuente en nuestro trabajo y en qué punto de la curva de rendimiento nos encontramos, estaremos en condiciones para aplacarlo.
Una redistribución de tareas y refuerzos de plantilla es la solución más inmediata para estos casos. La segunda viene de dar un merecido respiro a los empleados que den síntomas de este distrés, ya sea planteándoles unos días libres, entren o no dentro de su calendario vacacional, o delegando sus principales funciones en otros trabajadores más aliviados de carga.
Evitar el «síndrome burnout» a toda costa
Se denomina síndrome burnout a aquellos altos síntomas de desgaste que se aprecian en un empleado tras un prolongado periodo de estrés nocivo. Esta situación es causa mayoritariamente del afán empresarial por querer mantener una organización al mismo coste, con los mismos medios y sin tener en cuenta las necesidades de los empleados a este respecto.
Señales que indican principios de estrés en un empleado:
-Pierde la iniciativa y se limita a tareas básicas afines a su puesto
-Se muestra a la defensiva constantemente
-No se pronuncia si no es reclamado por algún superior
-Mirada perdida por momentos, no es efusivo en las relaciones básicas, como los saludos al llegar, o las omite directamente
-Gestos «delatores» como prominencia de suspiros, ceño fruncido, andar cabizbajo o aspecto cansado
El síndrome burnout es el cáncer de toda organización, y su aparición en tan sólo un empleado puede «podrir» al resto, que lo interpretan como una muestra de cómo la empresa explota o desmerece a un compañero sin remediarlo. Nuevamente apelamos a la comunicación y a la auditoría frecuente (conocer el estado de la organización en todo momento) como soluciones ante un sólo indicio de aparición de este extremo caso de estrés.
Una ventana al cambio
Cuando se detecten puntos de estrés elevado, es obligación (y de esto versa este artículo) de la empresa y del empleado ponerle freno y remediarlo, pero apelando al símil de «la maquinaria perfecta», en ocasiones con engrasar una pieza o repararla no es suficiente y se debe tener en cuenta la sustitución como posible remedio.
En IEBS consideramos todos los factores del entorno laboral, ya sean externos o internos, como fundamentales para el desempleo de cualquier tarea. Es por ello por lo que en nuestro Máster en Dirección Innovadora de los Recursos Humanos hacemos hincapié en los condicionantes y en la importancia de un correcto ecosistema de trabajo. ¡Que nada te desestabilice!